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Neil Hannon es arte en círculo

25.03.2011 > Círculo del arte [Toledo]

Hace poco más de un año pudimos ver a uno de nuestros favoritos, Owen Pallet, en una iglesia holandesa reconvertida en bar, una combinación esta que debería copiarse más de lo que se copia en nuestro país. En aquel concierto me acordé de que en la manchega ciudad de Toledo existe un bar de parecidas características, el Círculo del arte, que había visitado varias veces pero nunca para oir un concierto. El viernes 25 de marzo tuve ocasión de hacerlo y para ver, nada más y nada menos, que a otro de nuestros favoritos: Neil Hannon.

Pasadas las 10.20 de la noche, el líder de The divine comedy corría desde su camerino hasta el piano situado en el centro del escenario y comenzaba a tocar «Tonight we fly» ante la enfervorecida audiencia que ocupaba dos tercios de la fantástica sala. Después llegaría el turno de «In pursuit of happiness», incluída en A short album about love, de la que olvidó un par de veces la letra, anécdota que aprovechó para introducir un cambio en la misma [«don’t be surprised if I forget all the lyrics»] que despertó las risas del respetable e hizo que le perdonáramos este y otros olvidos que vendrían conforme avanzaba el recital. Después llegaron «When the ligths go out all over Europe» y «The complete banker» que dedicó a Portugal mientras sorbía un poco de vino [«this is half a bottle of wine»] y explicaba, en un perfecto e inteligible inglés, que le resultaba incómodo tocar en una antigua iglesia por la educación que había recibido  y nos metió un poco de caña por «inventar» la inquisición. Antes de tocar la canción nos pidió que tradujéramos el «speech» a nuestros amigos.

En «A woman on the world» volvió a atrancarse, esta vez con los silbidos. Antes de interpretar la versión del concierto, que fue «Everybody knows» de Leonard Cohen que lamentablemente habíamos escuchado esa misma mañana en Hoy empieza todo de R3, tocó «Bang goes the knighthood». Después de la canción que da título al disco llegó uno de los grandes hits del mismo: «I like». Con el subidón que dejó tras una de las canciones más coreadas, se trasladó al set de guitarra donde continuaron los problemas, esta vez de iluminación. Pidió más luz a los técnicos de la sala porque no podía leer la complicada letra de «Gin soaked boy», posteriormente a uno de sus técnicos para, finalmente, invitar a una chica del público [Marisa, para más datos] a que iluminara con su móvil los folios situados al límite del escenario. Luego le diría que no podría llamar a un taxi porque se le iba a acabar la batería del móvil. Como recompensa, además del beso de Neil Hannon, al final del concierto se llevaría el tracklist del concierto.

En «Perfect lovesong» salió el típico técnico que sale siempre aunque esta vez se quedó un rato más en el escenario comiendo una piruleta en forma de corazón de la que Hannon le pidió una «chupadica» antes de que el primero le cambiara la cejilla. A la guitarra interpretó también «Becoming more like Alfie». Volvió al piano para tocar  una atropellada «My imaginary friend» donde aprovechó para comentar que esa mañana había madrugado mucho para hacer el acústico de R3, nos preguntó si lo habíamos escuchado y nos dijo que había hecho también una entrevista para MTV en una tienda de discos en Madrid. «Assume the perpendicular» provocó que bailara desaforadamente con el pie bajo el piano para poner el contrapunto con «Life on earth», excusándose por cantar «one more depressing word […] there is a bar near». Estábamos llegando al final y llegó el turno de «At the indie disco» donde nos pidió colaboración mediante palmadas y chasquidos. A mi me pareció que meneaba la cabeza como un teleñeco. Para terminar, antes del bis y también al piano, tocó la maravillosa «Our mutual friends» y otra más para finalizar el concierto.

Mientras el público a mi lado comentaba que «parece la Rosenvinge», a la guitarra comenzaron a sonar los primeros acordes de una de nuestras favoritas «A lady of a certain age» que daba inicio al corto bis con el que nos iba a deleitar mr. Hannon.

La segunda, y última del primer bis, fue «Songs of love». En esta ocasión nuestra colaboración consistía en hacer el «mmmm» [que a mi me recuerda a cuando se rezaba el padre nuestro en misa cuando había coro haciendo la versión de los Beatles] y lo hicimos tan bien que el siempre elegante y sofisticado líder de The divine comedy espetó «I’m going to cum» para después, suponemos que de los nervios [o del incómodo momento], equivocarse de nuevo a la guitarra y afirmar «I ruined it».

Se volvió al backstage, reclamamos otra [algunos al son de «another one, another one», algo que nunca he entendido] y salió con un sombrero para finalizar al piano con, según él, la única que le quedaba «National Express». A eso de las 11.46pm terminó un concierto con algunos fallos, a propósito o no, que se olvidan gracias a la empatía de Neil Hannon que nos mete a todos en el bolsillo con una media sonrisa y un inglés para principiantes [el nuestro]. No hubo ni rastro de «Something for the weekend», ni de «Everybody knows [except you»], ni de «Generation sex» que hubieran sentado fenomenal para cerrar el círculo, en un concierto que comenzaba volando y terminaba a pie hacia la puerta de salida con ese buen sabor de boca que tiene uno después de un concierto de The divine comedy, sólo o con banda. Sé que en breve habrá una quinta vez.

por Víctor

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